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La transmisión de los saberes a Europa
(Primera Parte)




Epigrafías e inscripciones latinas, griegas, jeroglíficos, tibetano, etc.
Grabados y tallas latinas, griegas, árabes, sánscrito, japonés, etc.

La transmisión de la ciencia y la filosofía conocidas por los árabes llegó desde Oriente hasta al-Ándalus, y desde aquí se difunde lentamente. En el s. VIII aparecen las primeras obras árabes científicas, y su producción se mantendrá hasta el s. XV en lo que respecta a al-Ándalus, cuando desaparece el reino de Granada; en la parte oriental del Imperio, la actividad científica se vio desbaratada por la destrucción de los califatos de El Cairo -1171- y de Bagdâd -1258-, a lo que hay que sumar las conquistas del sultán de Persia y la invasión otomana, y las cruzadas cristianas. Y para hacernos una idea del porqué los árabes estaban mucho más adelantados que los cristianos, ¿porqué no recordar que una de las primeras cosas que hizo la Iglesia en Granada fue quemar -presidiendo la hazaña el cardenal inquisidor Jiménez de Cisneros- en una plaza de la ciudad miles de manuscritos que desaparecieron de la faz de la Tierra? Seguramente esta escena se repitió de forma silenciosa y solapada en otras poblaciones, a pesar de lo cual lo que quedó fue suficiente para maravillar a la oscurecida e ignorante Europa, lo cual no hace sino magnificar aún más el logro cultural, científico y técnico que alcanzaron los musulmanes.

Los árabes eran tan conscientes de su superioridad, que a partir del s. XII hubo pensadores que expresaron su desacuerdo con que se vendieran sus obras a cristianos y judios, pues estos se beneficiaban claramente de ellos. Pero la ocupación irremediable de sus territorios les fue obligando a transmitir sus conocimientos les gustase o no. Y si en el s. X los manuscritos llegan hasta al-Ándalus, a partir del XII el sentido se invierte, y cruzan el estrecho de Gibraltar hacia Africa y Oriente, o traducidos al latín, atraviesan los Pirineos hacia Europa para saciar la sed de conocimientos del Viejo Mundo.

Las envidiadas bibliotecas de las ciudades reconquistadas a los hispanomusulmanes, abarrotadas de obras científicas, atrajeron rápidamente a los estudiosos europeos, deseosos de acaparar los saberes andalusíes, y en más de un caso quisieron presentar las traducciones como obras propias. Se produce un esfuerzo sistemático, y las universidades europeas se empapan con la ciencia griega, persa, hindú, árabe, etc, que los musulmanes habían reunido, asimilado y revisado trabajosa y eclécticamente. Inmediatamente después surgen los manuscritos dedicados a comentar y exponer los nuevos conocimientos adquiridos, y de aqui surgirá la chispa que encenderá la pasión y el entusiasmo por la ciencia en todo el Occidente, y que se convertirá en un rasgo imperecedero de nuestra civilización. Sicilia y al-Ándalus fueron los puntos geográficos claves en esta transmisión, cuyo fruto más inmediato será un gigantesco crecimiento intelectual en Europa. La primera floración exuberante de este movimiento fue el Renacimiento italiano. Comienza una tendencia de ruptura de todos los esquemas sociales y mentales del pasado, y la aurora de una nueva humanidad aparece sobre el horizonte con unos colores y unos brillos insospechados y prometedores.

LAS ESCUELAS DE TRADUCTORES

En el s. X empiezan las traducciones, cuando Gerberto de Aurillac (930-1003) visita al-Ándalus buscando aprender algo de esa ciencia arábigo-judía que ya era muy célebre y reputada en Occidente. Tras estudiar matemáticas y astronomía en Vich y en el monasterio de Ripoll, introdujo el sistema de numeración decimal en Europa, que sustituyó ventajosamente al de cifras representadas por letras e hizo avanzar a las matemáticas. Le siguen, en el siglo XI, Constantino el Africano, Alfano de Salerno y Adelardo de Bath, que vertieron al latín escritos médicos no exentos de contenido filosófico. Las "escuelas de traductores" (Toledo, Murcia, Sevilla, Valle del Ebro, Pirineos, Zaragoza, Tudela, Barcelona, Sicilia, Pisa, etc.) están ya funcionando y en su máximo apogeo en los siglos XII y XIII, y poco a poco se van sumando eruditos de toda Europa: Miguel Escoto, Hermann de Carinthia, Gerardo de Cremona, Juan de Sevilla, Hermann Alemán, Roberto de Chester, Rodolfo de Brujas, Platón de Tívoli, Walcher, etc.

En el año 1085 Alfonso VI se apoderó pacíficamente de Toledo, sin derramamiento de sangre, lo cual sería vital para la futura labor científica e intelectual que estaba por venir, en las que trabajaron juntos musulmanes, judios y cristianos. Poseía una buena parte de los manuscritos de la gran biblioteca de al-Hakam. Hacia la segunda mitad del s. XII comienza en serio la labor de traducción de textos filosóficos y científicos, favorecida por el arzobispo Ramón de Sauvetat (Don Raimundo) en 1130. Pero la figura clave que impulsó las traducciones y los estudios fue el rey Alfonso X El Sabio (1221-1284). Entre los eruditos foráneos que trabajaron en Toledo destaca Gerardo de Cremona (1114-1187), que dejó alrededor de setenta obras trasvasadas del árabe al latín, entre las que podemos citar los Elementos de Euclides, el Almagesto (publicado en Venecia en 1515) de Ptolomeo, una obra sobre cálculo y álgebra de al-Jwârizmî, el tratado de astronomía de Djaber b. Afflah de Sevilla (publicado en Nuremberg en 1585), y diversos tratados filosóficos de Aristóteles, al-Kindî, al-Fârâbî, etc. Fue el primero en traducir textos de alquimia.

Hermann Alemán tradujo del árabe al latín Ética a Nicómaco de Aristóteles, y unos comentarios a la Poética, del mismo autor, así como la Retórica de Averroes y los Salmos de David del hebreo al castellano. El escocés Miguel Escoto (1175-1236) tradujo los comentarios de Averroes y la Esférica de al-Bitruÿí, y más tarde, cuando era astrólogo de Federico II en Sicilia, tradujo las obras biológicas de Aristóteles y las obras alquímicas árabes. Son traducidos autores de la talla de Platón, Avicena, Avicebrón, etc., y obras universales como el Corán, la Biblia, el Talmud, la Cábala, etc. Otros traductores destacados fueron Juan Hispano y Domingo González, pero la lista es tan enorme, que no hay sitio aquí para citarlos. Si alguien está interesado en saber más, en esta página podrá ampliar la información sobre la escuela toledana.

SEGUNDA PARTE DEL ARTÍCULO: BENEFICIOS CONCRETOS DE LA TRANSMISIÓN



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